UC - Críticas
| Países: Francia y España. Año: 2013. Duración: 96 min. Género: Drama.
Dirección: Christophe Offenstein. Guion: Jean Cottin y Christophe Offenstein, basado en un argumento de Fréderic Petit Jean. Producción: Jean Cottin, Sidonie Dumas y Laurent Taïeb. Música: Víctor reyes, con la colaboración de Patrice Renson. Fotografía: Guillaume Schiffman. Montaje: Véronique Lange. Dirección artística: Olivier Radot y Thierry Chavenon. Vestuario: Muriel Legrand. Distribuidora: A contracorriente Films.
Estreno en España: 1 Enero 2014. |
Interpretación: François Cluzet (Yann Kermadec), Samy Seghir (Mano Ixa), Virginie Efira (Marie Drevil), Guillaume Canet (Franck Drevil), José Coronado (José Monzon), Arly Jover (Anna). |
A LA DERIVA
El productor de ‘Intocable’ (Toledano y Nakache, 2001) vuelve a hacer equipo con el actor François Cluzet para afrontar la difícil empresa de equipararse aquella película sobre superación personal y recurriendo para tal ardua tarea a la metáfora de “yo contra el mar”. Así, ‘En solitario’, se presenta como una efectista película desproporcionada en sus propósitos pero efectiva en sus resultados.
SINOPSIS: El regatista Yann Kermadec se encuentra con el privilegio de hacerse cargo del velero de su amigo para participar en una competición en solitario alrededor del mundo. Sin embargo, el inesperado encuentro con un joven polizón tras recalar en las Islas Canarias hará que oculte esta molesta situación a los ojos del mundo, comprometiéndole profesional y emocionalmente en una carrera contra su propio ego.
Que las comparaciones son odiosas es algo que compartimos todos, pero cuando introducen el slogan de una película sencilla y efectiva como ‘Intocable’ para vender un crucero elitista alrededor del mundo combatiendo contra el propio ego de un personaje… pues como que el mar se embravece. En cualquier caso y con o sin precedentes, ‘En solitario’ peca de una cierta pomposidad que intenta dejar a la deriva una y otra vez hasta que, como si nada, vuelve a caer en una grandilocuencia de manual para ahogar todos los logros a los que podía haber optado (y eran muchos).
A todo esto hay que sumarle un presupuesto anacrónico con la situación que atraviesa el cine europeo: 17 millones de euros destinados a una producción que dista mucho de cumplir con el espectador y se regodea en lo superfluo mientras deja en el camarote al personaje principal y en el banquillo a ganchos como José Coronado (cuya participación es cuanto menos anecdótica).
